¡Bienvenido!

"Siente el océano de sombras, escucha las melodías del viento, y deja que el arrullo de las estrellas te envuelva con su manto de misterio."

miércoles, 13 de noviembre de 2013

A propósito de mis desventuras...

Pensaba en algo. Tal vez el truco de la felicidad es no saber que lo eres y no pensar en ello. Entonces eso me llevó a pensar que estoy jodida y que probablemente vaya a seguir igual de jodida o peor, y todo gracias a un par de hábitos: pensar, pensar demasiado y escribir, no tanto, pero escribir a fin de cuentas.
¿Qué me saldría como resultado si llevo la taza del chocolate vacía para hacerme acreedora de una lectura de taza del chocolate? Probablemente (supongamos) que soy una paranóica, esquizoide y ciclotímica que sueña demasiado despierta y que es incapaz de dormir "otros cinco minuticos".
¿Qué pasa conmigo?.. olvido ir a trabajar a la hora que es, y no terminé dos libros que empecé, porque en algún punto mi cerebro decidió que tenía cosas "mejores" en las que enfocarse. ¡Maldita sea! Lo peor es que me siento incapaz, además, de retomar la lectura.. es que no me da la gana, ni de pensar en la remota posibilidad de volver a tener aquéllos libros en mis manos.
Entonces comencé a escuchar la discografía de Radiohead, sin parar.. bueno, paré para ir a fumar un cigarrillo, pero luego sentí cierta dependencia a la música y regresé, y me pasé todo el día frente a la pantalla de la laptop esperando que la música hiciera algo por mi. Hoy no puedo olvidar ir al trabajo. Hoy no.

Es más, el otro día, por alguno de los extraños motivos por los cuales estoy jodida, me serví una taza de café y luego iba a meter el vaso de la cafetera en la nevera. Entonces pensé con risa: "¿Podré estar tan jodida?" Pues vaya que la respuesta fue.... no sé cuál fue la respuesta, ha de ser por eso que estoy escribiendo, y ahora que lo pienso estoy escribiendo por eso, porque creo estar muy, pero que muy jodida (pues para estar en estas es que, o en serio lo estoy, o en serio lo estoy).


En alguna parte de mi cabeza debe haber un hombrecillo azul que se dedica a desordenar mis hábitos del sueño, entonces todos esos cinco minutos de más que nunca puedo dormir se acumulan para esos momentos en que no se supone que deba dormir. Ha de existir un mecanismo... Seeee, seguro existe, que convierte esos minutos (horas en su suma) de sueño frustrado en "ensoñaciones" y por culpa del maldito hombrecillo es que se me joden los días con tan particular frecuencia.


Lo bueno es que todavía conservo mi sentido del humor. Es un poco afilado, con tonalidades oscuras, muy oscuras, y con tendencia a la autocrítica y a la sátira de situaciones no convencionales (cruel, para otros). Si es que esto se puede contar como bueno, todavía no he salido desnuda a la calle. Todavía no he vomitado en la casa de mis amigos. Todavía no he matado a nadie ni a propósito ni por accidente. Todavía no creo que no podría ser peor, porque de seguro podría ser peor.  

Mmmmmmm.... ¡MOMENTO! 

El hombrecillo azul (¡OH! ¡EXISTE!) acaba de salir por una de mis orejas y por el rabo del ojo lo vi. Me ha hablado. Me ha dicho que... ¡DEJE DE SER TAN MARICA!
¡Uf! Ha sido un descanso, ahora tengo a quién reprocharle mis desventuras.

martes, 22 de octubre de 2013

La arena en el reloj

La ciudad se alza sobre el horizonte, fría y gris, con un manto de algodón dulce encima de sus rascacielos, algodón dulce de lluvia ácida. Los autos van y vienen, de prisa en cuanto pueden, atascados unos tras otros. Las multitudes aceleradas cruzan por los semáforos con afán y con un ansia, como si la vida se fuera a desvanecer justo allí. Cada paso es un ensayo para no errar el siguiente, pero todos son ensayos fallidos y la asertación no es más que una ilusión, como cuando uno camina sin mirar sus pies, sin saber en dónde pisa. El pavimento se convierte en una tumba de esos pasos; el cadáver del tiempo enterrado bajo los escombros de la memoria. Ya no hay atardecer, se ha perdido tras los edificios, tras el concreto que nos separa unos a otros. Por eso veo el horizonte y su alterada silueta, llena de vacíos, de espacios negros, de ventanas, para no pensar demasiado en el paso a paso, en el segundo y sus milésimas. Corremos tras el siguiente segundo sin pensar que, algún día ése segundo será la extinción del oxígeno y retornaremos a lo que siempre fuimos: la arena del reloj que baja incontables veces. 




Natalia D.

martes, 3 de septiembre de 2013

Amar. Té.

"Es la hora del té", dije. Y él sonrió. Eran las cinco y todo era perfecto. La luz, la música, y hasta el mantel en la mesa. El té caliente va bien con galletitas de dulce o de sal. Yo prefiero las de dulce, y que el mantel sea blanco con flores, porque me siento como en casa.
Encuentro fascinante ver sus ojos a través del vapor, se incrustan en la esquina nor-oriental de mi tranquilidad y me la transforma en uno de esos puntos donde desaparecen las cosas. Algo así como un triángulo de las bermudas. El mantel se llena de boronitas que yo quito con cuidado para que siga siendo impecable. La manera en la que levanta la taza y la vuelve a poner sobre el plato: pausada, con algo de dulzura e inquietud. Me mira y vuelve a sonreír. Mi taza está vacía, y parece que también la de él, porque la ha puesto a un lado y no me ha quitado la mirada de encima.
"Es la hora del te", me dijo. "Pero, acabamos de..." apenas yo comprendía y me interrumpe: "No, no es un té agudo, es grave, porque es el que sigue a Amar. Vamos a AmarTe."
Todo era perfecto, la luz apagada, la música, las cortinas oscuras y las sábanas de la cama.

:-)

jueves, 1 de agosto de 2013

¡De acuerdo!  Ya sé que soy todo lo que has escuchado que dicen de mí. Sí, soy algo neurótica cuando ya no hay café, cuando se priva a mis pulmones del smog y los cigarros. También reconozco que soy un poco altiva cuando alguien se mete a opinar sobre el color de mis zapatos, que si son negros, rojos, verdes o blancos. A mí me gusta la cafeína, la necesito a diario para despertarme del letargo en el que vivo a voluntad. Y el smog de la ciudad me hace pensar que no estoy sola, que entre toda la multitud que maneja esas estúpidas máquinas con ruedas, debe haber alguien pensando que tampoco está solo, y eso me consuela. Y en cuanto a los zapatos, me gustan cómodos, sin tacones ni cosas que me hagan parecer más grande de lo que realmente soy, y si son planos y de colorines, mucho mejor. Y si yo puedo vivir con todo eso, al mundo no debería afectarle. Desde mi perspectiva, un poco por debajo del promedio (hablo de mi estatura), veo la misma mierda que ven los demás. Veo las mismas calles, los mismos edificios, los mismos semáforos en rojo, naranja, verde. 

A si, en algún punto hablé de los cigarros. Me gusta pensar que es una mala costumbre de esas que se heredan, pero la verdad es que me hace feliz, tan feliz que ya he dejado de buscar explicación y simplemente lo disfruto, a veces con el café, a veces sólo. Probablemente las cosas que más felices nos hacen son las que más rápido nos matan...

Y sé que muchas veces he deseado tener cosas, cosas estúpidas, desde la misma perspectiva que el resto del mundo. Pero hace menos de una semana escuché un discurso de alguien que fue famoso y ya murió, y desde entonces un pensamiento ha quedado en mi mente: "Tener menos es tener más, finalmente las personas no poseen cosas sino que terminan las cosas poseyendo a las personas (...)"
Confieso que ya no quiero tantas cosas desde ese día. Sigo con inmensos deseos de viajar, de aprender otros idiomas y de nunca tener hijos porque no los necesito. También quiero un gato, y alguien a quién poder mirar a los ojos y sonreír, y pensar que todo estará bien, así el maldito mundo se nos venga encima. Pero comprar un carro o tener ropa de marca, no está entre mis prioridades. Prefiero comerme un helado así me engorde, prefiero irme de fiesta y bailar hasta no sentir las piernas, o hacer paracaidismo, parapenting, o alguno de esos deportes que dicen que son de alto riesgo. Aunque, me parece más riesgoso conducir un sábado al medio día en está ciudad atestada de imbéciles con afán. Por eso no quiero un carro. Prefiero la plata para ir a viajar, ir a Santa Marta, comer pescado y arroz con coco, y regresar.


También reconozco que dije algún día que odiaba a los gatos. Ya no los odio, a veces me caen mal sus dueños, o simplemente me incomoda tanto pelo si llevo un suéter oscuro. Pero no es culpa del gato, es mía por vestir de esta manera. Amo a los gatos, y me gustaría tener uno para mimarlo, espicharlo y hacer un caldito. Bueno, tal vez no haga un caldito pero si lo espicharía. 

No soporto el olor del coliflor. No me gustan los pimentones pero me los como, y en los últimos años he desarrollado cierta adicción al chocolate que usualmente no menciono, pero es necesario que lo sepas por si un día me quieres sorprender (me gusta más el blanco, y el francés es delicioso). 

Reconozco que he dicho mentiras, que he engañado y ha sido con propósitos egoístas. No me arrepiento, pero no me gustaría tener que volverlo a hacer. Así de cínico como suena, pero es la verdad. También admito que soy malgeniada. Me molesta que me digan qué tengo que hacer y cómo lo tengo que hacer, me molesta la impuntualidad, la gente que no se baña y huele mal, me molestan muchas cosas así que una lista sería demasiado larga. Pero entre las cosas que más me molestan hay una que se gana el premio mayor y esa es la gente que dice que va a hacer y resulta no haciendo. Siempre me pregunto ¿por qué carajos no se van a un potrero y se pegan un tiro en la sien?  

Es cierto. Debería asistir a terapia para el manejo de la ira, y decirle al psicólogo (o psiquiatra) que necesito que me recete algo para no deprimirme cuando hace mal día, o cuando se me acaba el chocolate, el frío, la cafeína, los cigarros, el smog, los semáforos y la sonrisa.

Natalia.

viernes, 12 de julio de 2013

LA POLILLA


Siempre ocurre que, de la nada sale así, de repente, como asustada, como con ganas de devorarse la luz que persigue. Y vuela, da vueltas, revoloteando con sus enormes o diminutas alas polvorientas alrededor del foco pegado del techo. Yo me estremezco y brinco del susto. Si estoy en la cama me arropo por completo y tiemblo. Si no, me acurruco en el suelo e intento no gritar, cubriendo mi cabeza con mis brazos como si se tratase de una catástrofe natural.
No estoy segura de qué es lo que temo. He llegado a pensar que no es porque tenga el cuerpo cubierto de polvo, tampoco porque tenga alas. Es más como el sonido que produce al volar, algo así como un parloteo, una cháchara que no logro descifrar porque no está hecha de palabras. También he pensado que puede ser su color opaco, gris, negro, o marrón. O tal vez, la forma como vuela. Frenética, sin descanso. Es que se escabulle y se camufla con tanta facilidad, y me desespera no encontrarla, porque me produce la sensación de que cuando vaya a dormir, con la cabeza destapada, se me va a meter entre una oreja.
Ese sonido es más similar a mi voz interior. Y vuela ágilmente, así como mis pensamientos, se escapa, se pierde en quién sabe dónde. No verla me da esa ansiedad que da cuando a uno se le olvida algo y quiere pero no puede recordar. Ese color se asemeja mucho al color de ojos de aquellas personas que he amado, y que me han hecho daño. Esas patas se ven tan frágiles, tan fáciles de ser destrozadas.
La otra noche apareció. Salió de su escondite y se volvió a esconder luego de un rato. Así pasó durante cuatro noches consecutivas. Luego no volvió a salir. Creo que se dio cuenta de que la quiero muerta.
Creo que finalmente, no le temo a ella. Le temo más a la proyección de mis miedos en un ser tan pequeño, tan insignificante. Necesito mis miedos vivos, oscuros, polvorientos y frágiles, para poder ir a dormir.

miércoles, 3 de julio de 2013

LO SÉ!

Lo sé...


Dejarás que los lunares en mi espalda te cuenten una historia llena de frases sin finales, que se convierten en suspiro. Y verás las ondas en mi pecho convertirse en el vaivén de las olas que traerán tu navío al naufragio. El torbellino de nuestras piernas será tormenta para tus noches de insomnio, mientras mi pelo en cataratas te hunda en la espesa bruma del deseo. Mis brazos como espuma de salobres aguas te traerán cerca a la orilla del sueño, y en la arena de la orilla, al final, dirás “te quiero”.  

martes, 25 de junio de 2013

FELICIDAD Y VALIUM. DE LA A A LA Z (CON ALGUNAS EXCEPCIONES).


M


Ya era tarde. Me había dejado enredar la cabeza entre sus palabras dulces y sus ojos claros, tal vez también por sus besos. “Quédate”, me dijo. Y yo, sin dudarlo, mientras miraba cansada hacia el techo, recostada a su lado, asentí en silencio, para mí misma. Luego, con la voz entrecortada de la felicidad, lo miré y le sonreí, con el intento de palabra muerto en mis temblorosos labios. No hicieron falta más palabras. Mi mirada clavada en la suya y luego el aire de nuestros cuerpos escapando con furia, fue más que suficiente. Cerré los ojos, cuando los abrí, los primeros rayos del sol se colaban tímidos por las cortinas, como alargando sus tibios brazos hacia nosotros, como si eso nos fuera a despertar del más cálido sueño, del más íntimo, del más húmedo.

viernes, 21 de junio de 2013

Felicidad & Valium. De la A a la Z (con algunas excepciones)



A



"Ya casi llega por mi"... "Debo terminar de empacar"... Yo estaba agachada, dándole la espalda, muy distraída por la ansiedad de lo que vendría, y de su (mi) próxima ausencia. Tenía el alma dispersa por todo el continente, y una gran parte de ella estaba con él, a mis espaldas.
Cuando creo que he terminado, me pongo de pie y doy vuelta. Allí estaba frente a mi, y dos lágrimas rodaron por su rostro, la mirada baja y la tristeza honda. Me acerqué y lo tomé de las manos.
"Te quiero" dije, mientras secaba sus lágrimas. Lo abracé, me dijo "también te quiero".
Llegó el taxi, y él se quedó inmóvil por un momento. Después de unos instantes reacionó y me ayudó a subir las maletas, y rápidamente sin decir nada se devolvió como con ganas de encerrarse pero yo lo alcancé, lo tomé del brazo y nos dimos el más fuerte y largo de los abrazos. Yo sabía que era la última vez, él debió saberlo igual, porque parecía eterno. Nos besamos y nos miramos a los ojos, vidriosos, aguados, y tuve que arrancármelo de los labios, de los brazos, de la mirada. Tuve que dar unos pasos, subirme, alejarme, y quedarme en ese instante para siempre.

jueves, 25 de abril de 2013

Vida


Háblame con ese silencio tuyo, tan tuyo,
tan omnipotente…
Cállame en tus silencios
Porque me dices en una mirada el mundo
Que está tras las cortinas del alma.
Ahora, desármame en una palabra;
yo cuento las letras que leo en tus labios
Pero no las oigo,
Sólo siento que caminan sobre mi cuerpo
y me aplastan,
me dejo hundir por ellas
mientras siento el suave aliento que me abrasa.
Pero no te alejes si te callas;
Quédate,
Abrázame en tus vibrantes palabras sin sonido,
Que para mis oídos pondré en tu pecho mi cabeza
Que la canción del viento en tu cuerpo
Será la vida que palpita,
Tu aire,
Tu corazón,
Vida.

lunes, 1 de abril de 2013

FORGOTTEN


Life is like a movie. You have shoots of the most important episodes of your pathetic existence, and then you leave them in a dusty box somewhere around. That should be your memory. You take the box once in a while, give the pictures a look, start crying, or laughing, -both maybe-, so you can tell you are alive after all that crap and that must be something remarkable… You are a fortunate one, you have your own movies theater and no need to pay, just close your eyes and do what you do best. Those are independent films. You’re not gonna be rewarded. You’re just gonna die and be forgotten –in the best case- after the death of those who remembered you, until the pictures are gone, eaten by dust, moths, oxygen, and life itself.
That’s life. A movie that only you can understand. But, at the end, something to be forgotten, as anything else.

jueves, 28 de marzo de 2013

FADING PURPLE


I wanted to kiss your cheek
I might have not seen, you were gone
in fading purple,
So I kissed the memory of you.
It was better
because it was still you,
and it was purple,
and all mine.

Espacios vacíos


Hoy se me antoja pensar que, en realidad nadie se despierta a diario con ganas de vivir. Por allá en un rincón de la psique de todo ser humano, está este deseo irrefrenable de morir cada día, de suprimir la respiración, de ahogarla lentamente en la vida misma. El deseo de vivir y la felicidad, no son más que mecanismos de la mente para engañarte, como placebos, para la terrible enfermedad de la existencia.
Pero, lo que es más real, es lo que sentimos con más fuerza; el dolor. Aunque, este también debe ser una especie de treta de la mente, una ilusión para hacerte creer que si no hay dolor debe haber algo mejor, algo bueno, como el amor.
En fin, todos esos no son más que sustantivos, y la vida es una gramática… si no juntas el adjetivo con el sustantivo y el verbo, probablemente solo tengas exclamaciones, espacios vacíos entre páginas manchadas de puntos suspensivos…
Mi vida ha sido eso, esos espacios vacíos. Antes y después de los puntos suspensivos siempre ha habido algún acontecimiento que me ha llevado a un punto de quiebre, como encrucijadas, y siempre que tomo alguna decisión, pasa poco tiempo antes de que me encuentre de nuevo al borde del abismo que se ve frente al último de los tres puntos suspensivos. Me siento caer, sin saber hacia dónde, sin saber si hay un después, o si quiera si lo que creí como un “antes” en realidad lo es. Es allí en donde la realidad se me fragmenta en millones de partículas, y no sé dónde es arriba y abajo, lo que está bien y lo que “está” simplemente. Comienzo entonces a verme en el espejo como si fuese el reflejo de alguien más, como un fantasma de lo que no quisiera ser (pero soy), intentando borrarlo, pensando que lo que veo es sólo una quimera, así como todo lo demás.
Y después, como ahora mismo, estoy en uno de esos espacios vacíos, preguntándome, ¿Dónde dejé mis pastillas para dormir?

lunes, 25 de marzo de 2013

Lo he dicho, el amor tiene tanto de muerte en sí que, cada vez que lo siento cerca, mi ser entero tiene una reacción visceral. Me enferma, me intoxica, y me empieza a abarrotar el alma de intranquilidad y desvelos. Por eso, le llamo enfermedad. Sí, así sin miedo le llamo enfermedad.  
Dejarle fluir es lo mismo que beber veneno creyendo que es antídoto...

domingo, 10 de marzo de 2013

5 líneas

La carne es vehículo del alma. Sí. Con todas esas dolorosas coyunturas de dolor/placer. La que siente no es el alma sino la carne. Por eso el desespero por alimentarla de oxígeno, de sangre, de besos, de sexo. Desde que nacemos, un dolor, nos arrancan del útero de la virtud, y somos obligados a respirar un aire viciado de excremento, de sombras grices y negras. Somos vidas y muertes, números, colores. Nada.

Y luego, nos acostumbramos tanto al hedor que nos gusta, y a veces pedimos más. Corremos, corremos, comemos cadáveres de las mentes de otros, y de eso se nos va llenando aquello que contenemos. Y lleno el cuerpo tanto como el alma, algunos procrean, algunos no. Algunos solo reproducen su mente, y la van plastificando, dejando souvenirs. Así como una camiseta estampada "I LOVE NY". Así como los lunares de mi nalga.

Es ridículo, a veces pienso. Tanto correr para hacer formación en la fila india que tiene como destino una guillotina. Cuatro párrafos, cada uno de cinco líneas, sin sentido. "PARA YA!" - "No, es que no puedo." - "¿Cómo no puedes?" - "Ah sí, no, es que no quiero."  Y a eso jugamos.  "APRESÚRATE!" - "Pero, así estoy bien." - "No, No! que no hay tiempo!".  Y, ¿qué es tiempo? Cuerpos convulsionados de segundos.

Y cuando entra en ti, el clímax, crees que eso es vida. O cuando estás en una playa, y la brisa cálida te hace olvidar que cada ola es una muerte. Y cuando ha salido, y se va, y te deja frío, es otra muerte. Y ¿qué hay de la muerte? Es el dolor más visceral de todos. Te pasas cada minuto de tu vida temiendole, aunque lo niegues, porque estás cansado de escribir, de respirar, de la sangre, de la felicidad, del dolor. 5 líneas. Incompletas.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Ella. Él. Sol y Luna


Ella: siempre mira al horizonte cuando habla con él.
Él: sus ojos son atardecer.

Pero eso es lo que ellos son, no lo que ellos piensan.
Lo que ellos piensan es esto:

Ella: Su pupila se dilata y se contrae, como siguiendo el ritmo de su corazón (mientras ve en sus ojos, los de él).
Él: Sus labios delgados... morder, tocar con mi lengua... mis manos sudan.

Y eso era lo que ellos pensaban, antes de ser "Ellos".
Porque luego esos labios se unieron al atardecer de su mirada, como cuando te encuentras sol y luna al tiempo, cuando el cielo está abierto.
Eso es lo que ellos son, y serán, por un fragmento de tiempo [infinito/mental]. Sueño.

Ellos, sol y luna.

lunes, 18 de febrero de 2013

FELIZ DÍA DE....

Hace mucho que te quiero escribir. De hecho, te escribí una carta, de mi puño y letra, donde te contaba muchas cosas, unas que ya sabes, otras tal vez nuevas. Cuando la iba a enviar supe que no sería posible en un buen tiempo, se iba a tardar en llegar más de lo esperado, entonces te escribo aquí. 
Quiero que sepas que aquí hace mucho frío, y no es por el invierno. Es esa melancolía que se va enraizando cada día más, en ese espacio que deja tu "ausencia" que a la vez es "presencia". Es tibia como concepto, pero vacía de abrazos y de besos. No es que tú estés ausente, es que yo di un paso muy largo y necesario. También debo aclarar que esa melancolía de la que hablo, tiene su lado positivo: eres una parte de mi más grande de lo que te puedes imaginar, y de lo que incluso yo me pude haber imaginado alguna vez. Ese descubrimiento de saberte tan mía y saberme tan tuya, es algo que no ocurre más que en circunstancias especiales. Es asombroso que los años, aparte de arrugas, vayan dejando impreso en el alma las huellas de todos aquellos quienes has sentido, pero aún más asombroso es saber que sólo pocas de ellas son permanentes. Y de ahí, parto para decirte que aquél momento en el que nos despedimos con lágrimas, fue un nuevo nacimiento para mí. Me estoy conociendo, como dije antes, lejos y a la vez más cerca de ti, porque te llevo siempre en cada paso que doy, y ahora mi propósito de vida, aunque no es muy claro, lleva tu rostro bien claro en él, sonriente, alegre, como te ves más hermosa. Esa es, de entre las huellas imborrables, la más pura y verdadera, la que nunca se irá.
Aunque esa melancolía me estruja el alma a diario, tengo la tranquilidad de hacer mi vida con el propósito más sincero y simple, el de hacerte feliz. Los novios le escriben cosas a las novias y viceversa. El amor se volvió un objeto del mercado para muchos, la gente se siente feliz porque encuentran a la pareja ideal, o porque se ganan la lotería, o porque tienen el trabajo de sus sueños... Yo, probablemente no tenga un futuro muy próspero en el amor (es una entre muchas posibilidades), probablemente nunca escuches que me gané la lotería, y no sabemos tampoco si voy a alcanzar la estabilidad y plenitud en cuanto a lo laboral. Francamente, sabes que de entre todas esas cosas, creo que todas me importan muy poco. Yo me siento muy afortunada porque cuando le cuento a la gente que "a mi mamá le gusta la misma música que a mi" y que "ella es la mejor chef del universo entero porque hace unas arepas quesudas deliciosas", la gente se contagia de esa alegría con la que lo cuento, y me gusta pensar que les dan ganas de sentarse con nosotras a escuchar Anabantha y a comer arepa quesuda... así sea sólo una idea fantasiosa, para mí esa es la felicidad, y por eso, hoy encontré el mejor motivo entre todos los posibles que tenía, para sonreír y ser feliz... y es que, quién no sería feliz teniendo a la mejor mamá del mundo? Qué cartas para amorsitos pasajeros, qué letras ni sollozos en un pedazo de roca cuando te mueras... lo que no se hace en vida se muere antes de haber nacido. Y no es que hoy sea un día especial para decirte que te amo con toda mi alma, es que hoy es el mejor de todos, porque estás viva y lo puedes leer, porque estoy viva y lo siento, y me llena de esa alegría tan necesaria en estos momentos y en esta fría distancia.


Feliz día de... de ser tu hija y que seas mi madre!  Feliz día de TE AMO!

sábado, 2 de febrero de 2013

Bits

A veces, no sé en qué lugar de la memoria dejarte. Y digo "dejarte" en el sentido más absoluto. Bien es cierto que no puedo. Eres como la sombra de mil sonrisas, de mis delirios. Así como esa noche, cuando sellaste con un beso el maleficio sobre mi, sobre tus labios, sobre tus ojos. Esa sombra. Y no te escribo a ti, solo te busco un espacio, al menos entre mis letras, en lo incorpóreo del sentimiento, en bits. 
Puedes dormir colgado del número 11, como buscando mil veces en sueños ese Noviembre, y volver allí, al puente, al banco, a la fría ciudad, al frío banco, al beso, a mis manos. Puedes habitar en ellas, en ese espacio donde habita el pensamiento compartido, aunque difiera en detalles en tu mente y en la mía, pero es el mismo espacio, y será la misma ciudad, y la misma luna.
Sólo allí te puedo dejar, y brindar refugio, al menos mientras el cristal que nos separa, se rompe, algún día. Lo mejor de esta historia que nunca le he dicho a nadie, es que a ti, sólo a ti, no te llevo a cuestas, sino a mi lado, siempre, en bits.

sábado, 5 de enero de 2013

This is what happened:
You don't know because you don't remember. You were trembling, caressing my neck, while my head layed down on your legs. My eyes were closed, I was so focused in many things at the same time; that weird music, the cat over my chest, your sweaty fingers in my neck, and the annoying sensation of upcoming winter. It was cold but your body close to mine felt good.
You don't remember because I don't want. This memory is mine, you should have yours...
Then, I don't know why I opened my eyes, took a deep breath and sat down next to you. The kittie ran away... I was just watching the nice/mindblowing effects on the WMP on your computer, and I was flying, in another dimension. You looked at me with that childish glance that you usually had towards me, and then I knew that you wanted to do it, because you had that "crazy kitten smile" (thanks Thom Yorke... you know what I mean) upon your face. It was just a second, then you were blushed and looked straight to the floor, while I reached again your hand, then your face, your neck. I hugged you, like if there was no tomorrow, and slowly, feeling the heat of your soft skin, with my cheek against your face, we found our way through other's lips and I could feel your breath all over me, so warm. You tenderly wet my lips with your kiss, my lips got yours, your tongue had mine, playing with pleasure, with guilty pleasure...

How I wish you could remember !!!

jueves, 3 de enero de 2013

LA PALABRA

You don't "need", you just take and give.


Alguien, me hizo anoche pensar en lo limitadoras que son las palabras... y también en cómo le ponemos barreras al alma... 

Y sí, el lenguaje, o, quiero decir, cualquier lenguaje (lengua), siempre encontrará su límite en el momento en que necesita de otra lengua para ser explicado. Así como el lenguaje del amor encuentra su límite en aquella palabra tan odiada: “necesidad”. El lenguaje, como el amor, tiene sus limitaciones. Ahora, así mismo encuentro yo al amor, sustantivizándole, termina siendo algo limitador, y creo que no debería. No debería tener ni nombre, ni cuerpo, ni ojos, ni pies. Más allá, cuando uno mismo se encuentra afuera de la barrera de la palabra y del mismo amor (como sustantivo), y simplemente “se deja ser”, es cuando a uno se le acaba en qué pensar, y si se te acaba en qué pensar, se te acaban los sustantivos, los sujetos y las lenguas. Y entonces dejas de "necesitar", solo recibes y das. 
Y si, es muy raro, porque no pasa muy seguido....  Todavía estoy absorta en ello....