¡Bienvenido!

"Siente el océano de sombras, escucha las melodías del viento, y deja que el arrullo de las estrellas te envuelva con su manto de misterio."

lunes, 18 de febrero de 2013

FELIZ DÍA DE....

Hace mucho que te quiero escribir. De hecho, te escribí una carta, de mi puño y letra, donde te contaba muchas cosas, unas que ya sabes, otras tal vez nuevas. Cuando la iba a enviar supe que no sería posible en un buen tiempo, se iba a tardar en llegar más de lo esperado, entonces te escribo aquí. 
Quiero que sepas que aquí hace mucho frío, y no es por el invierno. Es esa melancolía que se va enraizando cada día más, en ese espacio que deja tu "ausencia" que a la vez es "presencia". Es tibia como concepto, pero vacía de abrazos y de besos. No es que tú estés ausente, es que yo di un paso muy largo y necesario. También debo aclarar que esa melancolía de la que hablo, tiene su lado positivo: eres una parte de mi más grande de lo que te puedes imaginar, y de lo que incluso yo me pude haber imaginado alguna vez. Ese descubrimiento de saberte tan mía y saberme tan tuya, es algo que no ocurre más que en circunstancias especiales. Es asombroso que los años, aparte de arrugas, vayan dejando impreso en el alma las huellas de todos aquellos quienes has sentido, pero aún más asombroso es saber que sólo pocas de ellas son permanentes. Y de ahí, parto para decirte que aquél momento en el que nos despedimos con lágrimas, fue un nuevo nacimiento para mí. Me estoy conociendo, como dije antes, lejos y a la vez más cerca de ti, porque te llevo siempre en cada paso que doy, y ahora mi propósito de vida, aunque no es muy claro, lleva tu rostro bien claro en él, sonriente, alegre, como te ves más hermosa. Esa es, de entre las huellas imborrables, la más pura y verdadera, la que nunca se irá.
Aunque esa melancolía me estruja el alma a diario, tengo la tranquilidad de hacer mi vida con el propósito más sincero y simple, el de hacerte feliz. Los novios le escriben cosas a las novias y viceversa. El amor se volvió un objeto del mercado para muchos, la gente se siente feliz porque encuentran a la pareja ideal, o porque se ganan la lotería, o porque tienen el trabajo de sus sueños... Yo, probablemente no tenga un futuro muy próspero en el amor (es una entre muchas posibilidades), probablemente nunca escuches que me gané la lotería, y no sabemos tampoco si voy a alcanzar la estabilidad y plenitud en cuanto a lo laboral. Francamente, sabes que de entre todas esas cosas, creo que todas me importan muy poco. Yo me siento muy afortunada porque cuando le cuento a la gente que "a mi mamá le gusta la misma música que a mi" y que "ella es la mejor chef del universo entero porque hace unas arepas quesudas deliciosas", la gente se contagia de esa alegría con la que lo cuento, y me gusta pensar que les dan ganas de sentarse con nosotras a escuchar Anabantha y a comer arepa quesuda... así sea sólo una idea fantasiosa, para mí esa es la felicidad, y por eso, hoy encontré el mejor motivo entre todos los posibles que tenía, para sonreír y ser feliz... y es que, quién no sería feliz teniendo a la mejor mamá del mundo? Qué cartas para amorsitos pasajeros, qué letras ni sollozos en un pedazo de roca cuando te mueras... lo que no se hace en vida se muere antes de haber nacido. Y no es que hoy sea un día especial para decirte que te amo con toda mi alma, es que hoy es el mejor de todos, porque estás viva y lo puedes leer, porque estoy viva y lo siento, y me llena de esa alegría tan necesaria en estos momentos y en esta fría distancia.


Feliz día de... de ser tu hija y que seas mi madre!  Feliz día de TE AMO!

sábado, 2 de febrero de 2013

Bits

A veces, no sé en qué lugar de la memoria dejarte. Y digo "dejarte" en el sentido más absoluto. Bien es cierto que no puedo. Eres como la sombra de mil sonrisas, de mis delirios. Así como esa noche, cuando sellaste con un beso el maleficio sobre mi, sobre tus labios, sobre tus ojos. Esa sombra. Y no te escribo a ti, solo te busco un espacio, al menos entre mis letras, en lo incorpóreo del sentimiento, en bits. 
Puedes dormir colgado del número 11, como buscando mil veces en sueños ese Noviembre, y volver allí, al puente, al banco, a la fría ciudad, al frío banco, al beso, a mis manos. Puedes habitar en ellas, en ese espacio donde habita el pensamiento compartido, aunque difiera en detalles en tu mente y en la mía, pero es el mismo espacio, y será la misma ciudad, y la misma luna.
Sólo allí te puedo dejar, y brindar refugio, al menos mientras el cristal que nos separa, se rompe, algún día. Lo mejor de esta historia que nunca le he dicho a nadie, es que a ti, sólo a ti, no te llevo a cuestas, sino a mi lado, siempre, en bits.