He amado a muchas personas pero hasta ahora me di cuenta que las amo, siguen en mi, ellas no lo saben, lo sé yo, y es lo que importa, el amor es algo interno que con suerte se esparcirá sobre el mundo, sobre otros, pero la plena satisfacción es individual. El amor existe cuando se conoce al objeto amado pero después de ese momento prevalecerá incluso por encima de la existencia del mismo objeto. Así que el objeto no importa sino la conexión neuronal que se ha creado a partir del impacto que fue conocerle, y eso es lo que importa. Pero más allá de sinapsis, lo que me parece bonito del tema es su descubrimiento, la conjunción entre lo racional y lo irracional.
Amar como "liberación": Fui feliz cuando no te tuve. Cuando abrí los ojos y no te vi a mi lado. Fue entonces que abrí los ojos, los del alma, y supe que siempre estarías en mi. Entendí que lo importante no es tener sino amar; amar sin medida, sin tiempo ni espacio, sin márgenes de error, sin excusas, sin horarios, e incluso sin que lo sepas. Amar, amar por amar.
Hace años una persona que amé me preguntó si yo creía que el amor era la fuerza que movía al mundo, yo contesté que probablemente sí porque aún no estaba muy segura si lo era o no. En ese entonces pensaba que no era sólo el amor lo que movía al mundo. Entiéndase "mover al mundo" no como la fuerza física que impulsa a la tierra en un movimiento rotatorio sino como el espíritu común a toda la humanidad, aquello que nos hace funcionales en sociedad. Regresando al tema, yo creía que lo que movía al mundo era una dualidad entre amor y su opuesto, que hasta la fecha, debo confesar, no sé con certeza si el amor en realidad tiene un opuesto porque actualmente el amor es un "todo".
Y hoy, me levanté pensando que debe haber una manera de liberación, en nuestro corpóreo estado como seres mortales, aún más sublime que el amor: la liberación de todo sentimiento.
Finalmente, creo que debo ir a meditar.