Sólo en la saciedad de nuestros cuerpos
carcomidos por el tiempo,
sabremos lo que es haber vivido y amado.
Cuando el paso sigiloso de la muerte en la espalda
nos acune con su frío etéreo
y susurre fieros cánticos de duelo…
Sólo entonces.
Sólo muerta, nuestra vil humanidad.
Sólo entonces volaremos
Y veremos el mundo, sin máscaras,
a nosotros mismos, desnudos,
sin el capricho de sucias vanidades que dominan
tanto al cuerpo como al alma…
Sólo entonces.
Natalia Duque.
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