A veces quisiera olvidar lo que soy, la materia. Meter el espíritu
en un frasco de vidrio, vacío, para ver el ectoplasma retorcerse, y acomodarse,
agrietarse y volverse a unir.
Que me lleves a cuestas, en un bolsillo, subir una montaña aferrada a tus paredes resbalosas, y que me sostengas, sin dejarme nunca caer.
Que me lleves a cuestas, en un bolsillo, subir una montaña aferrada a tus paredes resbalosas, y que me sostengas, sin dejarme nunca caer.
Ser aroma a noche
fría, a calles embarradas. Luz de luna, brillar en tus párpados cerrados. Que
me descubras y encontrarte, o reencontrarte/nos.
Reincorporarme en
tu carne, en tus fibras más humanas y sensibles. Desdoblarme en ti,
trascendernos. Despertar una mañana en tus ojos, y después morar por siempre en ellos. Ser melodía
en tu silencio, lo que tus labios no pueden decir. El aire arremolinado en tus
pulmones, en tu garganta. Tu nombre. Ser para ti voz y suspiro, la panorámica
del cielo nocturno, desplegarme sobre tu ser.
Ir de tu brazo a lugares nunca vistos, y
perdernos.
Que me respires.
Respirarte.
Quisiera...
Natalia.
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