Alguien, me hizo anoche pensar en lo limitadoras que son las palabras... y también en cómo le ponemos barreras al alma...
Y sí, el lenguaje, o, quiero decir, cualquier lenguaje (lengua),
siempre encontrará su límite en el momento en que necesita de otra lengua para
ser explicado. Así como el lenguaje del amor encuentra su límite en aquella
palabra tan odiada: “necesidad”. El lenguaje, como el amor, tiene sus
limitaciones. Ahora, así mismo encuentro yo al amor, sustantivizándole, termina
siendo algo limitador, y creo que no debería. No debería tener ni nombre, ni
cuerpo, ni ojos, ni pies. Más allá, cuando uno mismo se encuentra afuera de la
barrera de la palabra y del mismo amor (como sustantivo), y simplemente “se
deja ser”, es cuando a uno se le acaba en qué pensar, y si se te acaba en qué
pensar, se te acaban los sustantivos, los sujetos y las lenguas. Y entonces dejas de "necesitar", solo recibes y das.
Y si, es muy raro, porque no pasa muy seguido.... Todavía estoy absorta en ello....
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