de todas mis quimeras
¡Tú, narcótico delirio!
magreando el estupor
de lívidos desvelos,
lloran pardos, desteñidos ojos
desde mi balcón;
Quimérica visión,
secas raíces, heladas primaveras,
acre néctar de fúlgidas pasiones,
reminiscencias, tras mis cansados párpados.
Paso voy, tras paso
al abismo eterno, ígneo
de su abrazo;
entre ébano y adormideras
reposar desnudas
nuestras álgidas figuras...
y en marmóreas losas
¡Sepultar la más viva gloria!
Natalia Duque D.
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