¡Bienvenido!

"Siente el océano de sombras, escucha las melodías del viento, y deja que el arrullo de las estrellas te envuelva con su manto de misterio."

sábado, 18 de febrero de 2012

A veces, tengo tantas cosas que decir, decirme a mí misma, o decirle a alguien, o a varios "alguien", pero, de pronto me siento en frente de esta pantalla, y la mente queda en blanco... entonces no había mucho que decir. A veces, sucede también, que me lleno de sentimientos, todos buenos ellos, y me siento tan colmada y satisfecha, que las palabras se convierten en medios insuficientes de expresión remota. Pero eso es sólo a veces... otras veces, como hoy, puedo decir que, todo lo anterior junto, se traduce en una sensación de felicidad y plenitud, difícil de explicar, e incluso de comprender para mí misma. Lo importante, pienso, no es tratar de entenderlo, sino sentirlo, dejarlo fluir, dejarlo ser en mí. Más allá de un intento de decir algo que probablemente, nadie comprende, ésto lo hago porque, como todo lo que escribo, lo siento muy en serio.

Todas aquellas personas que hacen, y han hecho parte de mi vida, tienen partes de mí... es que, todos esos momentos que se construyen, pueden llegar a tener un peso tan enorme, que uno los empieza a tomar como referente de lo que significa felicidad. Definitivamente, hoy he sentido que mi familia no está solamente en mi casa, con mis padres, hermana, etc. Mi familia está en todos a quienes amo, quienes he amado, estén cerca o lejos. Y a ellos les debo en valiosa medida, mucho de lo que soy. La vida no tiene que ser perfecta, y no tengo que ser millonaria ni nada similar, para decir, con toda convicción, que soy feliz. Y pues sí, me declaro abiertamente FELIZ, porque hoy, después de una conversación con alguien a quien quiero demasiado, me di cuenta que una sonrisa sí puede cambiar muchas cosas, que un abrazo es más que reconfortante, sanador. 

Amigos, los que saben que lo son: los amo, ¡gracias por ser!

domingo, 5 de febrero de 2012

A la desnudez

Nunca fue tan real, hasta que mi mirada encontró su figura desnuda. Nunca antes fuimos tan humanos, y nunca nos sentimos tan verdaderos y vivos. Es la máxima expresión de la belleza, su rostro enjugado en rocío cristalino, limpio, puro, como recién traído a la luz. Esa boca húmeda que es fuente de mi noble deseo, igual que su cuerpo, lleno de vida, de valles prístinos, de ardientes montes bajo la catarata de su pelo. Bañarme en sus aguas tranquilas, sentirme libre y protegida en sus fuertes tallos. 

Me regocijo en su palabra, en el timbre agudo de sus vientos, que me llaman, me sonríen, y me acogen en soledad. Me refugiaré en sus latidos, cuando mi ritmo esté oscilante, para escuchar su acompasado tiritar, y cuando la distancia nos aparte, sentiré su calor en mis fibras más internas y ocultas. 
La llevaré en cada momento, en las palmas de mis manos que se unieron en perfecta armonía a sus curvas, derrapando en su perfecta anatomía.

Natalia Duque