¡Bienvenido!

"Siente el océano de sombras, escucha las melodías del viento, y deja que el arrullo de las estrellas te envuelva con su manto de misterio."

viernes, 12 de julio de 2013

LA POLILLA


Siempre ocurre que, de la nada sale así, de repente, como asustada, como con ganas de devorarse la luz que persigue. Y vuela, da vueltas, revoloteando con sus enormes o diminutas alas polvorientas alrededor del foco pegado del techo. Yo me estremezco y brinco del susto. Si estoy en la cama me arropo por completo y tiemblo. Si no, me acurruco en el suelo e intento no gritar, cubriendo mi cabeza con mis brazos como si se tratase de una catástrofe natural.
No estoy segura de qué es lo que temo. He llegado a pensar que no es porque tenga el cuerpo cubierto de polvo, tampoco porque tenga alas. Es más como el sonido que produce al volar, algo así como un parloteo, una cháchara que no logro descifrar porque no está hecha de palabras. También he pensado que puede ser su color opaco, gris, negro, o marrón. O tal vez, la forma como vuela. Frenética, sin descanso. Es que se escabulle y se camufla con tanta facilidad, y me desespera no encontrarla, porque me produce la sensación de que cuando vaya a dormir, con la cabeza destapada, se me va a meter entre una oreja.
Ese sonido es más similar a mi voz interior. Y vuela ágilmente, así como mis pensamientos, se escapa, se pierde en quién sabe dónde. No verla me da esa ansiedad que da cuando a uno se le olvida algo y quiere pero no puede recordar. Ese color se asemeja mucho al color de ojos de aquellas personas que he amado, y que me han hecho daño. Esas patas se ven tan frágiles, tan fáciles de ser destrozadas.
La otra noche apareció. Salió de su escondite y se volvió a esconder luego de un rato. Así pasó durante cuatro noches consecutivas. Luego no volvió a salir. Creo que se dio cuenta de que la quiero muerta.
Creo que finalmente, no le temo a ella. Le temo más a la proyección de mis miedos en un ser tan pequeño, tan insignificante. Necesito mis miedos vivos, oscuros, polvorientos y frágiles, para poder ir a dormir.

miércoles, 3 de julio de 2013

LO SÉ!

Lo sé...


Dejarás que los lunares en mi espalda te cuenten una historia llena de frases sin finales, que se convierten en suspiro. Y verás las ondas en mi pecho convertirse en el vaivén de las olas que traerán tu navío al naufragio. El torbellino de nuestras piernas será tormenta para tus noches de insomnio, mientras mi pelo en cataratas te hunda en la espesa bruma del deseo. Mis brazos como espuma de salobres aguas te traerán cerca a la orilla del sueño, y en la arena de la orilla, al final, dirás “te quiero”.