¡Bienvenido!

"Siente el océano de sombras, escucha las melodías del viento, y deja que el arrullo de las estrellas te envuelva con su manto de misterio."

jueves, 27 de enero de 2011

Sí, a veces...


Sí, a veces caigo.

A veces esas reservas de aire se agotan

Y la sangre se envenena.

Río negro, océano helado infinito.


Sí, a veces despierto.

A veces me tocan esas llamas

Y despierto del sueño,

De un glaciar que me congela vivo.


Sólo a veces, reconozco;

Porque el tiempo es inclemente,

Inconstante pese a sus inquietas

desesperadas medidas;

Porque la carne se pudre,

La risa y la alegría son ilusiones,

Son segundos, miserables segundos,

Gotas, fragmentos de aquél océano...


Y sí... a veces lo dudo,

A veces lo pienso...

Y sí, vuelvo a caer,

De tanta vigilia caigo lento

En el abismo negro de la noche

y sus ríos y océanos furiosos repletos del tiempo.


Y yo, inestable,

me entrego a esa nada

llena de lodo y de llantos prolongados,

A veces... a veces me encierro

en esa mazmorra incorruptible

de mil quebrantos,

Que lavan y se llevan consigo

toda esa insensata angustia.


A veces...

a veces caigo lento.


Natalia Duque.

ABYECTO


Pensando en lo pasado

De pronto añoro ese presente

Que se me escapa en turbaciones y melancolías.

Vuelvo en mí, y ya es tarde

La alborada se ha ido en tristes sonetos

De mi senda cautiva.

Trémula mi suerte,

Rastrojos de una noche sin pudores,

De palpitaciones inquietas y extravagantes.

Sangre, sudor, tibieza,

Jadeos y sometimientos en mi almohada...

La noche se ha ido,

El viento golpea sibilante mi ventana,

Y afuera, tiemblan las ramas,

Las hojas que caen en el pavimento helado

Mueren

Mueren....

También mis manos tiemblan,

Y mi respiración vacila

Mientras mis húmedas, taciturnas voces

Se silencian

Se hunden

¡Y también ellas mueren!

Ahora, la noche se ha ido

Para no volver jamás.


Natalia Duque.

viernes, 21 de enero de 2011


Sólo en la saciedad de nuestros cuerpos

carcomidos por el tiempo,

sabremos lo que es haber vivido y amado.

Cuando el paso sigiloso de la muerte en la espalda

nos acune con su frío etéreo

y susurre fieros cánticos de duelo…

Sólo entonces.

Sólo muerta, nuestra vil humanidad.

Sólo entonces volaremos

Y veremos el mundo, sin máscaras,

a nosotros mismos, desnudos,

sin el capricho de sucias vanidades que dominan

tanto al cuerpo como al alma…

Sólo entonces.


Natalia Duque.

miércoles, 5 de enero de 2011

ENSOÑACIONES


Me hubiera gustado decirle

Que la noche no era noche, sin su abrazo

Que las estrellas eran cosmos hirvientes y la luna

Una espía de sus recuerdos bañados de melancolía

Y el frío aferrándose a mis huesos,

Se tornaba lóbrego, parco y mísero,

Insospechado.

Me hubiera gustado contarle

Mis desvelos avezados,

El trovar de mis sueños, dulce en mi almohada

A veces con los ojos secos de tanto mirar hacia la nada…

Mis atribuladas ensoñaciones,

Llenas de él, y de mí a su lado

Danzando en la melodía deplorada

De mil ausencias…

Pero, él ya no está, nunca estuvo

Solo la ilusión de su existencia

irradiando en mis más hondos pesares. 


Natalia Duque.