¡Bienvenido!

"Siente el océano de sombras, escucha las melodías del viento, y deja que el arrullo de las estrellas te envuelva con su manto de misterio."

martes, 25 de junio de 2013

FELICIDAD Y VALIUM. DE LA A A LA Z (CON ALGUNAS EXCEPCIONES).


M


Ya era tarde. Me había dejado enredar la cabeza entre sus palabras dulces y sus ojos claros, tal vez también por sus besos. “Quédate”, me dijo. Y yo, sin dudarlo, mientras miraba cansada hacia el techo, recostada a su lado, asentí en silencio, para mí misma. Luego, con la voz entrecortada de la felicidad, lo miré y le sonreí, con el intento de palabra muerto en mis temblorosos labios. No hicieron falta más palabras. Mi mirada clavada en la suya y luego el aire de nuestros cuerpos escapando con furia, fue más que suficiente. Cerré los ojos, cuando los abrí, los primeros rayos del sol se colaban tímidos por las cortinas, como alargando sus tibios brazos hacia nosotros, como si eso nos fuera a despertar del más cálido sueño, del más íntimo, del más húmedo.

viernes, 21 de junio de 2013

Felicidad & Valium. De la A a la Z (con algunas excepciones)



A



"Ya casi llega por mi"... "Debo terminar de empacar"... Yo estaba agachada, dándole la espalda, muy distraída por la ansiedad de lo que vendría, y de su (mi) próxima ausencia. Tenía el alma dispersa por todo el continente, y una gran parte de ella estaba con él, a mis espaldas.
Cuando creo que he terminado, me pongo de pie y doy vuelta. Allí estaba frente a mi, y dos lágrimas rodaron por su rostro, la mirada baja y la tristeza honda. Me acerqué y lo tomé de las manos.
"Te quiero" dije, mientras secaba sus lágrimas. Lo abracé, me dijo "también te quiero".
Llegó el taxi, y él se quedó inmóvil por un momento. Después de unos instantes reacionó y me ayudó a subir las maletas, y rápidamente sin decir nada se devolvió como con ganas de encerrarse pero yo lo alcancé, lo tomé del brazo y nos dimos el más fuerte y largo de los abrazos. Yo sabía que era la última vez, él debió saberlo igual, porque parecía eterno. Nos besamos y nos miramos a los ojos, vidriosos, aguados, y tuve que arrancármelo de los labios, de los brazos, de la mirada. Tuve que dar unos pasos, subirme, alejarme, y quedarme en ese instante para siempre.